martes, 16 de enero de 2007

ROCKY BALBOA

Filadelfia 1975. Ni los perros se atreven a salir a la calle, brumosa , helada de un viejo diciembre.

Pero un hombre salta a la calle, con ropa que pocos se atreverían a llamar deportiva, una gorra de lana , unas zapatillas Converse. Son un poco más de las 4 de la mañana.

Sylvester Stallone se sentía identificado con el personaje al grado de que se opuso a que Paul Newman o Burt Reynolds lo interpretaran. Sin sueldo , solo un porcentaje de la recaudación.

Al tiempo el personaje y el actor que lo interpretaría alcanzarían el éxito.

Filadelfia 2007, Ni los perros se atreven a salir a la calle....

Parece que no han pasado tantos años. Parece que Apolo Creed, Mr. T, e Iván Drago son sólo sueños etiquetados en una caja de cristal sellada con números y anécdotas. En la que Mickey y su querida Adrian por alguna razón ya no están con él.

Sólo su triste célebre cuñado está a su lado, “Rocko” está demasiado cansado , pero nunca lo suficientemente decepcionado de la gente como para no seguir siendo el hombre noble que se nos planteó a lo largo de 30 años. Todavía está dispuesto a ayudar a sus semejantes, sin importar que muchos de los que vieron colmada su vida de beneficios lo hayan abandonado; incluso su mismo hijo lo aparta de su vida.

Pero una vieja barra fija en la salida posterior de su pequeñísimo departamento siempre está ahí, esperándolo para levantar su tronco y fortalecer sus brazos. Su disciplina es algo que nunca lo abandonó, y es parte vital de su regreso, así como el cariño de quienes lo admiraron.

La escena en que el jefe de su hijo lo aborda es fenomenal, así como muchas otras que apuntan a la barbilla emocional de (quizá no todos) algunos espectadores que gustan de esta historia.

La confrontación con la comisión de salud presenta a un personaje vulnerable pero consciente de su actos y de términos tan gastados como el deber y hacer.

Sylvester Stallone le da un final muy sólido a la historia, tras haber sacado al boxeador de las calles en el quinto episodio, lo regresa al cuadrilátero, pero no como héroe de fantasía, sino como un hombre que tenía aún la inspiración y la bestia encerrada entre los barrotes de amargura. Lo que lleva a Rocky a la pelea de exhibición puede o no ser creíble, pero sus razones son válidas y las formas congruentes.

Y en este punto, no creo que valga la pena detenerse a cuestionar si Rocky es capaz de terminar a su edad una sesión de gimnasio, doblar el brazo en un curl o levantar un press militar. Sería irse por un rumbo equivocado. En fin...es el debate .

Una cinta emocional, en lo personal la mejor en cuanto a historia de entre las 6 que se filmaron, con excepción casi obligada de la Rocky I que se llevó la estatuilla a la mejor película y al mejor director en el lejano 1976.

"Con toda seguridad Rocky se encontrará algún día entre las películas clave de la historia del cine, simplemente porque es una cinta positiva..." cita tomada del libro Cine de los 70s, de la Editorial Tashen.


A




Stallone y E. Castillo después de una sesión de Box...