sábado, 21 de septiembre de 2013

MAN ON WIRE

Man on Wire (2008). Dir.James Marsh.






Extraordinario documental que narra la monumental hazaña de Philippe Petit quien el 7 de Agosto de 1974 cruzo con un cable las Torre Gemelas de Nueva York, manteniéndose 45 min en el vacío, sentado , parado y hasta platicando con una gaviota. Motivado desde la adolescencia por el famoso proyecto del WTC, el documental narra en voz de sus protagonistas las peripecias que tuvieron que pasar para lograr este momento. Brillante y espectacular!!!

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Septiembre 11, 2001

Septiembre 11, 2001.



Llegué al filo de la madrugada a México terminé de desempacar y me acosté.



No supe más hasta las 7:30 u 8:00 am cuando mi padre me despertó para decirme que algo estaba ocurriendo en Nueva York, y que una de las Torres estaba en llamas. Pensamos de inmediato que helicóptero o avioneta – como ocurrió alguna vez con el Empire State – se había estrellado y seguramente sería cuestión de horas para que se controlara el siniestro. No, no era algo así.



De repente observamos la explosión en la otra Torre, y supusimos entonces que eran bombas.



Fue cuando el accidente dejó de ser hipótesis y asumimos que la ciudad enfrentaba ataques terroristas.



Oh Dios!, la televisión comenzó a mostrar otras perspectivas de lo ocurrido y fue cuando finalmente observamos los aviones estrellarse contra las Torres. La tragedia había comenzado.



Para mí que había estado tomando fotos 24 horas antes en ese lugar fue un momento de sentimientos encontrados. El primero desde luego fue de agradecimiento con la vida por no haber estado ahí; pero al mismo tiempo comencé a pensar en las personas que laboraban en el observatorio, en las taquillas, en la seguridad (irónicamente un oficial no me dejó finalizar mi sesión de fotos con el tripié, aludiendo que era una posible arma de ataque, uff). Pensé en la señora que me vendió postales y el dije que le regalé a mi madre con las torres impresas, o en las jovencitas que nos daban amablemente el paso hacia los dos elevadores que conducían al piso 110.



Al caer la primera Torre el impacto fue mayúsculo. Como era posible que esa mole cayera de tal forma, brutal, hecha añicos. Alcancé a ver la Antena que se encontraba en una de ellas desaparecer entre el humo. Catástrofe.



Me senté y me quedé viendo las escenas. En mi mente desfilaba cada detalle que rodeó mi sesión de fotos del día anterior. Desde la salida del Metro, las tiendas subterráneas de la Línea 1, la estructura de metal que se encontraba en la explanada central. Y desde luego la gente, todas las personas que laboraban en las Torres y en los edificios que conformaban el complejo WTC. Nunca olvido al señor que me atendió en la librería de la torre 3.



Días después revelé las fotos. Miré detenidamente cada una de ellas con una triste satisfacción. Compré el álbum y comencé a colocarlas lentamente. Fue como una segunda despedida, la definitiva.



Desde ese día cada fotografía que imprimo la consideró única e irrepetible, como cada viaje y cada persona que se cruza en mi vida.



Ac.










martes, 3 de septiembre de 2013

El ESTO y sus 72 años.

Te comencé a leer y no he dejado de hacerlo. No con la frecuencia que lo hice en los años 80's y 90's, pero siempre he sido atraído por el estilo de quienes imprimen la tinta en sus hojas.  Desde luego hubo una era dorada para mí y esa fue la que abarcó las letras de tres grandes editorialistas. Antonio Andere, Ignacio Matus y Carlos Trápaga.  

 Ellos me enseñaron a conjugar palabras y sentimientos, en su mayoría asociadas  al deporte , en todas sus ramas. Francisco Lazo me enseñó a ver la fiesta brava desde otro ángulo, el mismo Don Antonio Andere el Box, Tommy al Bat al rey de los deportes  Sus artículos siempre mostraban la relevancia de la técnica, la táctica, la estrategia. El no quedarse en el resultado por el resultado, con bases y argumentos sólidos.  

Las reseñas de Ignacio Matus, a quien tuve el honor de entrevistar en 1988, fueron  incomparables, como nadie para llevarnos por los reductos del Futbol. A veces tres o cuatro hojas exquisitas conformaban la reseña de un juego que aun reviso para revitalizar conceptos futobolísticos.  

Y finalmente la era de Carlos Trápaga, un tipo con el don de escribir editoriales cortas que me acostumbré a leer y que ante su ausencia sigo extrañando. Inolvidable aquel texto ante el fallecimiento de Miguel Marín cuando escribió "discúlpame Miguel si se me sale una lágrima, pero yo no soy el Superman que tu fuiste".  

Tres grandes hombres letrados y cultos gracias a quienes amplié ideas, conceptos y formas de la escritura. Comprobé en propia piel que el ESTO era mucho más que el periódico color sepia del fut. En el nacieron grandes escritores y estudiosos lectores. 

 "Expresión, usted dirá" y "Cosas de la Patada" editoriales maravillosas. Las fotos de Celis y Ochoa, Mejía y Sánchez, instantáneas que mas allá del inconfundible color sepia brillaban por su colocación, secuencia y oportunidad. La crítica de Enrique Porta, las crónicas de Gustavo Ramos Galán. "Opinión es..."  de Carlos Albert y las intervenciones cubriendo la nota de Jorge Carricart.  

 Y mi favorito de todos, Don Angel Rueda el legendario caricaturista.  

Con una sección de espectáculos envidiable con placas que retratan la historia desde 1941 cuando ESTO nació. Toda una vida.

 El ESTO fue una escuela de pensamiento para mí y por ello este día celebro haberlo encontrado alguna tarde  en el entrañable puesto de periódicos.