domingo, 11 de septiembre de 2022

11S- parte 2

11 de septiembre 2001

"Simplemente escalofriante..."



Finalmente las gotas de lluvia borraron la imagen de las torres de la pequeña ventanilla del avión...

Con la adrenalina a tope arribé a la ciudad de México al filo de la cero horas, al filo del 11 de septiembre.
Ya en casa comencé a desempacar la maleta de los souvenirs. Entre ellos un plato y un dije con las torres gemelas para mi madre y un pin para mi padre.


Acomodé algunas películas que compré en el ahora extinto Tower Records, una verdadera juguetería para los melómanos y cinéfilos.
Finalmente desempaqué los rollos de película en un cajón.
Claro, nunca se separaron de mi en el viaje previo rezó para que los arcos de seguridad que infiltraba rayos X en la médula no velaran los negativos.

Cerca de la 01:30 am finalmente me dormí con la imagen de la ciudad de Nueva York en mi mente...

Mi padre tocó a mi puerta a las 7:00 am.

En ese momento pensé que me alertaba sobre la hora dado que las vacaciones habían finalizado y debía trasladarme al trabajo. 
Se me quedó viendo para asegurarse que había llegado sano y salvo a México, dado que no había querido despertarlo horas antes.

De inmediato me dijo, "ven, mira lo que está pasando en Nueva York..."

Miré la televisión y en principio, seguramente como muchos asumí que una avioneta o helicóptero se había estrellado en la torre del mirador.
En 1945 una avioneta se impactó contra el gran State y la imagen en principio daba la señal de una replica de aquel accidente.
No había desde luego proporciones claras del tamaño del boquete.

Pocos minutos duró la hipótesis.
Pronto sería arrollada por un avión comercial que a atravesaría la mirada y el corazón del mundo para estrellarse en la torre 1.

A partir de ahí la pesadilla tomaría tintes de tragedia.



No era un accidente.

Mi mente comenzó a recorrer cada esquina de la plaza, el looby de las torrres, los elevadores, el rostro de un hombre maduro que me vendió un libro en la librería alojada en la torre 3, adultos mayores que laboraban en el mirador, el policía que me impidió usar el tripié , la estación del metro, los locales subterráneos!!!

Los maravillosos edificios que había capturado unas horas antes ardían en llamas...
Un incendio imposible de contener a esas alturas, vidas atrapadas en fuga entre el cielo y el infierno.
El horror tomó forma cuando en su desesperación los cuerpos eran arrojados al vacío. Terrible!

No podía creerlo!

Mi padre me abrazó y me dijo "somos afortunados de tenerte de vuelta"

En ese momento una de la torres se desvaneció y el sueño de Yamasaki dejaba de existir cobrando la vida de cientos sino miles de inocentes.
La segunda torre terminó por colapsar y con ella una tristeza infinita se arrinconó en mi corazón.

Caos y confusión. 
Noticias desde el pentágono, noticias de otro avión destruido a la mitad de su incipiente recorrido hacia el capitolio.
Turbulencia y muerte.

Miré el dije de mi madre y lo tomé entre mis manos...

Seguía mirando la televisión estupefacto.

Las vidas que habían cruzado ante mi los tres días anteriores...¿qué fue de ellos?

Una locura!

Hasta ese momento no cabía en mi pensar en las fotografías que había tomado y que en cuestión de minutos habían adquirido un valor especial.
Fue horas después que mirando los rollos caí en la cuenta.
Fueron las últimas fotos.

En la era analógica imposible calcular la precisión de una fotografía. 
Todo es intuición y entre la fortuna quizá una libra de práctica puede accionar a tu favor.
Un par de días después dejé los rollos para revelar.

Cuando miré el resultado la nostalgia me atrapó...

Ahí estaban frente a mi, nuevamente. Un minuto puede hacer la diferencia entre lo material y lo efímero.
Entre el blanco y el negro está el gris...

Entre el 10 y el 11 unas fotografías que no volverían a repetirse ....jamás.

Hoy una de esas fotografía enmarca mi habitación y me acompañará hasta el fin de mis días...



11S El fin inesperado

Las últimas imágenes...
Las Torres Gemelas.

10 de septiembre de 2001




Cerca de las 9:00 am capturé apresuradamente las últimas fotografías de los míticos edificios.
Las últimas fotografías del viaje desde luego...
¿Quién imaginaría que serían realmente las últimas, verdaderamente las últimas?

El par de columnas erigidas por Minoru Yamasaki habían crecido en mi mente desde 1977 cuando la versión King Kong 1977 selló en las Torres Gemelas el fin de mastodonte.



En ese mismo año mi padre (qepd) filmó en película super 8 los recién inaugurados edificios y con ello quedé para siempre impactado por la bestial arquitectura y misterio que rodeaba dichas estructuras.



Desde ese año y hasta el trailer de la escena jamás proyectada en la que Spiderman intercepta un helicóptero entre ambas torres, el complejo habilitado en el downtown de Manhattan fue un añorado encuentro.

Encuentro que se dio en dos ocasiones (1996 y 2001), impulsado en su momento por dos conciertos celebrados en Nueva York. KISS y YES respectivamente.

El primer encuentro fue inolvidable pero fotográficamente quedé en deuda con mis inolvidables torres. Aún así de aquel 1996 alcancé a imprimir una escena inolvidable desde el tránsito del río Hudson que rodea Manhattan en perspectiva desde el puente de Brooklyn. 



La luz y el tiempo jugaron sus mejores cartas esa tarde para proyectar la iluminación correcta en beneficio de la profundidad de campo, logrando una definición exquisita gracias a  mi inseparable compañera desde la universidad, la cámara Yashica FX3.

Cinco años después volví a Manhattan.
No habría concesiones y la sesión en las torres gemelas sería prioridad absoluta.
Llegué el 5 de septiembre por la tarde a la gran manzana.
No fui a la torres, pensando, "calma Alberto, no se van a ir..." Ironía inscrita sin saberlo.

A partir del día 6 comencé a seguirlas desde diferentes vistas y a capturar la perfecta geometría que las caracterizaba e inspirado en la historia que las predecía.
En tiempos análogos el rollo fuji film comenzó a producir las imágenes una tras otras, insisto, no habría concesiones. Y no las hubo.

Fijé en el infinito su trayecto desde la tierra hacia el cielo en las célebres tomas en fuga desde la Esfera, obra del alemán Fritz Koenig.
La tarde noche del día 9 observé como las luces iban vistiendo de gala ambos edificios, transformando el azul del cielo en un oscuro y enigmático marco para las torres. Una sesión inolvidable además por la paradoja provocada por un policía que al verme maniobrar con el tripié de aluminio se acercó para indicarme que por medidas de seguridad debía guardarlo....

Las fotografías fueron trabajadas desde el piso de la gran plaza recargando la cámara en una mochila. 




Ese mismo 9 fue el último día que subí a su mirador.



El mirador estaba ubicado en la Torre 2 y eran 110 pisos hasta el.




Desde ahí era impresionante mirar la Torre 1 y su antena así como las ventanas en especie de rombos que componían los edificios. Imaginar además como Phillipe Petit cruzó de una a otra era un enigma o como Kongo saltaba de una a otra en la cinta del 77.
Vacío que no pudo alimentarse de sus presencias...



Toda Nueva York se alcanzaba a vislumbrar desde ahí.
En línea recta hacia Central Park el bellísimo Empire State, hacía el lado opuesto el puente de Brooklyn, la estatua de la libertad a lo lejos en dirección de Jersey.

Sin concesiones.

El día 8 corté mas cartucho desde el recorrido turista que se implementaba desde el helicóptero y que ignoro si aun se realiza. 

Esta vez fijé en el infinito su trayecto desde el cielo a la tierra, mirándolas un par de segundos en su misma proporción y dimensión. Cara a cara.
La legendaria Estatua Libertad fue testigo presencial.



El 10...

La brisa matutina me invitó a tirar el resto de película nuevamente desde la plaza del Word Trade Center.
Salí del antiquísimo hotel Milford Plaza, Tomé la línea 1 y en unos minutos estaba ingresando a los locales que se encontraban debajo de la plaza, debajo de la torres. Subí las escaleras eléctricas y me instalé junto a esa estructura geométrica que se encontraba a unos metros de la esfera. 
Desde ahí y bajo el techo nublado,  un resquicio entre la puerta celestial y la atmósfera,  me permitieron imprimir la nostalgia de la última vez, del último saludo.
unos tenues rayos de luz fueron testigos.

Logré trasladarme de regreso al hotel y preparar las cosas para salir a tiempo hacia el JFK.
Comenzó a llover.
Cerca de las 8 de la noche y ya en el avión en el asiento 28 D alcancé a mirarlas entre las gotas de lluvia que comenzaban a borrarlas.



"Volveré a fotografiarlas", fue mi último pensamiento antes de despegar.

Zappa

 Zappa. (2020) Dir Alex Winter



Un encuentro con Frank Zappa en todas sus expresiones posibles esculpidas desde el interior de su mente creativa. Imposible no quedar rendido ante su figura y fuerza innovadora.


 Un documento invaluable para cualquier generación viva.


IRON MAIDEN

 Iron Maiden 

Foro Sol

07 de  septiembre de 2022




Nunca pongas esos discos al revés.

Seguramente muchos padres de familia por allá de finales de los 70 e inicios de la década de los 80 creían fervientemente con Biblia en mano que los discos de heavy metal de los inefables AC/DC, KISS o Rolling Stones girados en sentido contrario a las manecillas del reloj contenían discursos diabólicos. Algo así como la cinta Amityville la posesión llevada a los vinilos negros. 


Para colmo de males y reforzando el hipotético caso del ocultismo detrás de los discos, AC/DC lanzó un disco completamente negro, los Stones se veían mas pasados que el último sobreviviente de Avandaro y los británicos de Iron Maiden tenían plasmada en cada portda de sus obras la cadavérica figura de Eddie.. 


Con ello el metal tuvo sus broncas en muchos senos familiares.


Pero en otros todo ello se entendió como magia blanca expuesta a través de la música y las revistas , discos y algunos posters y cromos llegaron a pasearse en los salones de secundaria de quienes vivimos la era gloriosa del Metal a mediados de los años 80.





Convivencia Sagrada


Entre esas revistas, SONIDO fechada en abril de 1982 presentó un artículo titulado Iron Maiden: El Precepto del Martillo está bien. 

Por ahí comencé a leer el hilo conductor del metal protagonizado por esta grandiosa agrupación que al tiempo se convertiría en la banda más grande de Heavy Metal. 

Fue una de las primeras fotografías que mire de la banda, sino es que la primera. En ella aparece Paul Di’Anno su vocalista original escoltado por los legendarios Steve Harris y Clive Burr (+). La fotografía era parte de la promoción de su segundo plato macabro Killers que nunca había escuchado en mi vida. 




A partir de ese día Maiden fue parte fundamental de mi crecimiento musical adherido al Rock and Roll. 



Con la naciente WFM Rock Stereo anclada en el 96.9 de la radio fm la nueva oleada del heavy metal se convertiría en secta estelar de nuestros gustos musicales. 




La compañía disquera EMI CAPITOL emprendería de igual forma una viaje editando en versión nacional su catálogo internacional bajo el nombre de Convivencia Sagrada. 


Killers perfectamente vestido en los estantes de la tienda departamental Aurrera de Plaza Universidad lucía impactante con el mencionado cadáver viviente llamado Eddie, un dibujo diseñado por Derek Riggs. 

Una portada cuyo contenido muestra un diminuto desnudo entre las ventanas de los edificios detrás del esqueleto gigante, así como el símbolo de Riggs que en la época se creía referencia a las preferencias sexuales de Riggs, algo nunca confirmado.

Pero la presencia de Killers iba a ser complementada de inmediato por el nuevo material editado en marzo de 1982, The Number of the Beast. Con la salida de Di’Anno, Bruce Dickinson tomó el control de las vocales y la banda se separó  del ámbito terrenal  para comenzar su escalada hacia el Olimpo.

Entre 1982 y 1992 Iron Maiden apuntaló sus bases y junto con Judas Priest se convirtió en el  indiscutible Dios del Metal. 

Hordas de fanáticos encumbraron y alabaron el culto. Cientos de sencillos, videos, playeras y demás joyas  con la portada de Eddie estremecieron el planeta.

Una visita a mediados de los 80 en plan “no toco pero me ves a metros de distancia en el Aurrera”  nos acercó aún más al legado en ciernes.




Finalmente el 1 de octubre de 1992 El Palacio de los Deportes recibió a Iron Maiden. 


Una noche memorable cubrió con su manto macabro nuestras almas, leales seguidores de la llamada doncella de hierro en convivencia sagrada.


El Legado de la Bestia


30 años después de aquella primera tocada  Iron Maiden  vuelve a apuntar sus  ametralladoras registradas entre las míticas líneas del discurso de  Winston Churchill a México.

Detrás de ella, una docena de veces ha visitado Iron Maiden nuestro país, algo que en las eras de los discos girados a la inversa nunca  hubiera imaginado el último sobreviviente de Avándaro.


La noche no puede detener al sexteto inglés. 

El último capítulo a la fecha inició en punto de las 9  de la noche.


The Writing on the Wall sella el legado de la bestia de este siglo, llamado Senjutsu.


En adelante de vuelta al siglo pasado, en el que las enciclopedias mencionan las epopeyas de la banda alrededor del planeta. 


Revelations  pone en marcha el vuelo de Ícaro y demás poderosos riffs que expulsan las liras de Murray, Smith y Gers


Consumiendo  tímpanos a golpe de bajo, batería e infernales guitarras, la doncella obliga colocar alfileres en los párpados so pena de perder de vista la impactante puesta en escena.


En plenitud de facultades Iron Maiden mantiene la velocidad indómita de su lado sin represión por el paso del tiempo. 

El sempiterno Niko Mc Brian que en su figura bien podría encarnar al mismo Eddie marca el ritmo oculto detrás de la maleza de tambores que lo rodean, a ritmo punzante en línea directa con el maestro Steve Harris padre biológico del instrumento de tortura.


El Set list se soporta por la obra clave grabada entre 1982 y 1984, The Number of the Beast, Piece of Mind y Powerslave. 

El corazón de la doncella detona la sangre hacia otros órganos vitales como Fear of the Dark  a partir de estas novelas mitológicas. 



Signos herederos de las batallas del príncipe rumano Vlad se plasman a lo lejos entre la neblina que cubre cruces y sotanas, mientras el concepto medieval que toda su vida ha rodeado a Iron Maiden nos hipnotiza.

Cada hoja que se va escribiendo frente a más de sesenta mil almas es rica en fondo y forma


Bruce Dickinson resuelve todo para dejar batido a Eddie en las costas de Normandía.


El heavy metal de Iron Maiden es un cúmulo de vértices con ascenso a la cúspide de una pirámide edificada con cimientos fuertes, como lo son las notas del maestro Steve Harris, el pilar de todo cuanto sucede, el verdadero séptimo hijo del séptimo hijo.



Una banda protegida por los viejos dioses, a los que finalmente lograron alcanzar en el último aliento, el de la bestia misma.


El clímax de esta cinta sonora no sólo se reduce al número de la bestia o a los golpes de discurso de Churchill.

Es tal el poder de los dioses, que se quedan en el tintero novelas gráficas de sello indiscutible como Somewhere in Time o Seventh Son of the Seventh Son, que darían para escribir un nuevo testamento. 




Iron Maiden estuvo aquí. 


Hasta el día de nuestra muerte sabremos si realmente había mensajes ocultos en los discos.



Eddie 666:2022