domingo, 11 de septiembre de 2022

11S El fin inesperado

Las últimas imágenes...
Las Torres Gemelas.

10 de septiembre de 2001




Cerca de las 9:00 am capturé apresuradamente las últimas fotografías de los míticos edificios.
Las últimas fotografías del viaje desde luego...
¿Quién imaginaría que serían realmente las últimas, verdaderamente las últimas?

El par de columnas erigidas por Minoru Yamasaki habían crecido en mi mente desde 1977 cuando la versión King Kong 1977 selló en las Torres Gemelas el fin de mastodonte.



En ese mismo año mi padre (qepd) filmó en película super 8 los recién inaugurados edificios y con ello quedé para siempre impactado por la bestial arquitectura y misterio que rodeaba dichas estructuras.



Desde ese año y hasta el trailer de la escena jamás proyectada en la que Spiderman intercepta un helicóptero entre ambas torres, el complejo habilitado en el downtown de Manhattan fue un añorado encuentro.

Encuentro que se dio en dos ocasiones (1996 y 2001), impulsado en su momento por dos conciertos celebrados en Nueva York. KISS y YES respectivamente.

El primer encuentro fue inolvidable pero fotográficamente quedé en deuda con mis inolvidables torres. Aún así de aquel 1996 alcancé a imprimir una escena inolvidable desde el tránsito del río Hudson que rodea Manhattan en perspectiva desde el puente de Brooklyn. 



La luz y el tiempo jugaron sus mejores cartas esa tarde para proyectar la iluminación correcta en beneficio de la profundidad de campo, logrando una definición exquisita gracias a  mi inseparable compañera desde la universidad, la cámara Yashica FX3.

Cinco años después volví a Manhattan.
No habría concesiones y la sesión en las torres gemelas sería prioridad absoluta.
Llegué el 5 de septiembre por la tarde a la gran manzana.
No fui a la torres, pensando, "calma Alberto, no se van a ir..." Ironía inscrita sin saberlo.

A partir del día 6 comencé a seguirlas desde diferentes vistas y a capturar la perfecta geometría que las caracterizaba e inspirado en la historia que las predecía.
En tiempos análogos el rollo fuji film comenzó a producir las imágenes una tras otras, insisto, no habría concesiones. Y no las hubo.

Fijé en el infinito su trayecto desde la tierra hacia el cielo en las célebres tomas en fuga desde la Esfera, obra del alemán Fritz Koenig.
La tarde noche del día 9 observé como las luces iban vistiendo de gala ambos edificios, transformando el azul del cielo en un oscuro y enigmático marco para las torres. Una sesión inolvidable además por la paradoja provocada por un policía que al verme maniobrar con el tripié de aluminio se acercó para indicarme que por medidas de seguridad debía guardarlo....

Las fotografías fueron trabajadas desde el piso de la gran plaza recargando la cámara en una mochila. 




Ese mismo 9 fue el último día que subí a su mirador.



El mirador estaba ubicado en la Torre 2 y eran 110 pisos hasta el.




Desde ahí era impresionante mirar la Torre 1 y su antena así como las ventanas en especie de rombos que componían los edificios. Imaginar además como Phillipe Petit cruzó de una a otra era un enigma o como Kongo saltaba de una a otra en la cinta del 77.
Vacío que no pudo alimentarse de sus presencias...



Toda Nueva York se alcanzaba a vislumbrar desde ahí.
En línea recta hacia Central Park el bellísimo Empire State, hacía el lado opuesto el puente de Brooklyn, la estatua de la libertad a lo lejos en dirección de Jersey.

Sin concesiones.

El día 8 corté mas cartucho desde el recorrido turista que se implementaba desde el helicóptero y que ignoro si aun se realiza. 

Esta vez fijé en el infinito su trayecto desde el cielo a la tierra, mirándolas un par de segundos en su misma proporción y dimensión. Cara a cara.
La legendaria Estatua Libertad fue testigo presencial.



El 10...

La brisa matutina me invitó a tirar el resto de película nuevamente desde la plaza del Word Trade Center.
Salí del antiquísimo hotel Milford Plaza, Tomé la línea 1 y en unos minutos estaba ingresando a los locales que se encontraban debajo de la plaza, debajo de la torres. Subí las escaleras eléctricas y me instalé junto a esa estructura geométrica que se encontraba a unos metros de la esfera. 
Desde ahí y bajo el techo nublado,  un resquicio entre la puerta celestial y la atmósfera,  me permitieron imprimir la nostalgia de la última vez, del último saludo.
unos tenues rayos de luz fueron testigos.

Logré trasladarme de regreso al hotel y preparar las cosas para salir a tiempo hacia el JFK.
Comenzó a llover.
Cerca de las 8 de la noche y ya en el avión en el asiento 28 D alcancé a mirarlas entre las gotas de lluvia que comenzaban a borrarlas.



"Volveré a fotografiarlas", fue mi último pensamiento antes de despegar.

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