jueves, 25 de octubre de 2012

Marillion. Bonito Pop Food-Condesa- México D.F. 25 de Octubre 2012.

"No formamos Marillion para que la gente nos ponga en una caja y nos llame progresivos…simplemente somos Marillion y punto" Revista Sonido México Febrero.1984

La experiencia que vivimos esta noche se quedará indeleble en nuestras mentes y corazones, una velada de ensueño en la que pudimos compartir con amigos el sentimiento de una banda expuesto tal cual es, genuino y noble.



A más de 30 años- poca cosa- de la edición del concepto Misplaced Childhood, Marillion se ha convertido en una banda muy especial para muchos de nosotros, logrando cautivarnos en cada uno de los certeros momentos que se traducen en sus grabaciones.


Esta noche esas tres décadas se nos vinieron encima y desgranaron notas de manera precisa y afirmaron y sobrepasaron expectativas.



Set acústico el que presentó esta noche la banda de manera inusual y con antecedentes difícilmente localizables en lo que se refiere a conciertos de rock en nuestra ciudad. No es de extrañarse, Marillion es una banda poco inusual en los terrenos del rock.


Cover my Eyes abrió las acciones sonoras con Steve Hogarth al mando de los teclados y reveló que está en plena forma a nivel vocal pese a los comentarios realizados por los hermanos de Venezuela en el sentido de que estaba perdiendo peso específico por el trayecto desde Sudamérica. Hogarth preciso en escalas y tiempos daba la bienvenida a cada uno de los integrantes sin dar tregua a quienes no dábamos crédito de tener enfrente una banda de tales proporciones, “como en la sala de nuestra casa”.


Sugar Mice daba la bienvenida a Steve Rothery, un genio escondido detrás del talento fuera de lo común que posee. Junto con Pete Trewavas al bajo, alcanzando niveles fantásticos en cada nota. Con la guitarra acústica en su máxima expresión y con la presencia del tecladista Mark Kelly, Easter mostró los tamaños de la que en lo personal considero es la melodía más bella que han creado en toda su historia.


Runaway para mi sorpresa se asomó para recordarnos que Marillion es tan poderoso en lo acústico que bañado en lo eléctrico, sonó fantástico este tema. Con el legendario Ian Mosley en las percusiones, Man of a Thousand Faces y Eighty Days, mostraron perfecto equilibrio de melodía  clase británica, que convierte un tema comercial en arte.


Una noche especial a la que no le va de ninguna manera el calificativo de previo a lo que será el concierto del día de mañana en el teatro Metropolitan. El quinteto montó esta noche una concierto íntimo que por si sólo resistirá los embates del tiempo en nuestra memoria.


Salve Marillion…


Agradecimento especial a Conrado Zuckermann, sin quien esta noche nunca se hubiera materializado en nuestra memoria cósmica.

Fotos : Rogelio M..



Texto: Alberto E Castillo

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