El bellísimo Teatro Metropolitan se extinguía entre luces mezcla de ráfagas de viento provenientes de las cuerdas de 3 maestros de la guitarra, encabezados por un mago que desde hace muchos año ha trascendido como un mesías de tiempos inmemoriales.
Es Joe Satriani y su concepto que da cabida a una noche de arte hecha por momentos de metal y por otras ondas progresivas extraídas del fondo de su alma. Satriani nos es Dios porque aun viven Clapton y Beck, y según las viejas costumbres “Rafael, el alumno de Miguel Angel y Leonardo” espera el nombramiento que para muchos ya lo tiene. Joe es capaz de tocar las fibras más sensibles de tu organismo para romperte en miles de piezas perfectas que no querrás materializar más allá de tu mente.
Dos artistas del renacimiento musical lo acompañan.
Uno de ellos dirige desde hace tiempo el destino de uno de los mastodontes del Metal más finos que haya dado la tierra, John Petrucci y su Dream Theater. Su fuerza descomunal parece derretir las estatuas que enmarcan el escenario del Met. Brutal ¡ Un lujo.
Años antes de Satriani y a Petrucci existió un profeta llamado Steve Lukather. Recorrió leguas para finalmente fundar su proyecto: ToTo. Iluminó con su capacidad técnica y creativa a miles de artistas que al final del camino sabían que “no hay nadie mejor que Steve...”
Tres joyas del pentagrama perfectamente balanceadas en una noche en que la lógica fue supeditada a la improvisación de 3G..enios!!
Apabullante!!!
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