Fotos Concierto. (c) Fernando Aceves
Elton John se encuentra en la suite Elizabeth Taylor del Hotel Sherry Netherland de la ciudad de Nueva York. Esta semana Elton John está por completar 8 noches con llenos absolutos en la Arena más importante del mundo, el Madison Square Garden.
Realmente poco ha podido salir a las calles de Manhattan, dado que tan sólo con asomarse a la ventana, encuentra a miles de fans coreando su nombre. Así que la habitación, enorme y lujosa habitación se convierte en el único espacio en el que se le puede encontrar en calma. Y ahí en la soledad de su habitación se encuentra al ser humano, no al superestrella que está rompiendo los records de audiencia en la urbe de hierro.
Es Agosto de 1976, días y noches complicadas para un hombre que a primera vista quiere decir muchas cosas, pero en aquellos lejanos años es realmente difícil decirlas…
36 años después las cosas han cambiado y el viejo Elton se ve más joven que entonces, su alma en estos tiempos está saludable y hoy puede declarar su naturaleza y encauzar de mejor forma su talento. Bowie se ha ido, el Glam dejó atrás sus mejores años, Elton está aquí todavía liberando fantasmas en cada nota que toca, con delicadeza y furia en una mezcla que no tiene par en este siglo.
Poco recuerdo del concierto del Estadio Azteca en Noviembre de 1992. Recuerdo en ese año más a Marillion, a Black Sabbath y a Jethro Tull, pero a Elton no. Quizá en mi mente sólo se mantenga la silueta del piano en medio del escenario y el tema “Show Must Go On” en honor a Freddie Mercury fallecido apenas un año antes. Habría que mirar la prensa de entonces para afirmar o no si trajo una banda rockanrolera en forma aquella noche.
De aquella noche para acá se dice vino 8 veces más, sólo que a eventos muy exclusivos –salvo uno me parece – que realmente no permitieron su contacto con miles de seguidores que rodean al cantante.
Pero esta vez las cosas serían diferentes y Elton armaría un experimento nunca antes visto en México, con un set list brutal en todos sentidos.
El Concierto.
Siempre una garantía acústica el Auditorio Nacional, en el que los sonidos se replican hasta las neuronas de los fans de manera impecable desde la primera hasta la última butaca. El Piano y un armamento de percusiones por lo pronto se observaban en el horizonte, sobrio escenario.
En punto de las 8:20 apareció Elton, tras casi 20 años de aquella espectacular noche en el Coloso de Santa Úrsula. Sin traje brilloso con lentejuelas de los Dodgers de L.A. o vestido de Pato, o con motivos patriotas o pelucas de la era Motzart, ni con los enormes lentes que lo caracterizaron en sus años de esplendor. No, esta vez Elton viene a mostrar – de ninguna manera demostrar- su calidad como músico y en particular como pianista.
Revisando el set list a final del concierto lo encontré similar al que presentó en el Madison Square Garden en 1974, en el que históricamente John Lennon realizaría sus últimas presentaciones en vivo en un par de canciones junto a él; lo que dejó claro la fortaleza de temas presentados.
Así desde The One , pasando por Tiny Dancer , la maravillosa Your Song y demás obras tocadas con maestría en el pedazo de bestia de dientes de ébano y marfil, Elton John se imponía con sus dos manos . Del 74 para acá desde luego se integraron al catálogo buenos temas, principalmente del repertorio 80’s como “I´m Still Standing” “Nikita” ó “…call it the blues”. No fallaron “Daniel”, “Rocket Man”, “Sorry Seems….”, y por supuesto “Benny and the Jets”. Algunas de ellas contaron ya con el espléndido trabajo en percusiones de Ray Cooper, una verdadera leyenda de la música.
Piano Man.
Haciendo referencia a su único par posible en América – Billy Joel- Elton John es un virtuoso del instrumento. Detrás de “Candle in the Wind” hay un genio que domina el instrumento. El sentimiento que imprime en cada nota nos lleva a pensar en la infinita belleza de la música y su capacidad para transportarnos a lugares lejanos en la imaginación. Y no todo fue balada, el piano puede ser un instrumento denso y misterioso, que produzca sentimientos encontrados.
El diálogo en especial entre los timbales y el piano produjeron ambientes sonoros serios, duros en su ejecución en una especie de cámara –en este caso –para dos instrumentos.
Así, finalmente esta nueva oportunidad nos dejará marcados para siempre,, por la calidad tan asombrosa que Elton , el viejo y otrora reservado músico, plasmó en cada rincón de nuestras almas. Un lujo verlo.
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