sábado, 16 de junio de 2018

El juego de mi vida, el fut.

El juego de mi vida.
1970-2018

Pelé se levanta por encima de los defensores italianos y conecta un certero cabezazo  a la esquina inferior izquierda de la portería.
El astro Brasileño es el Superman del futbol, deporte que descubrí de la mano del scratch du oro en nuestro primer mundial celebrado en 1970.
No estoy seguro si me impresionó mas la mítica jugada de Gordon Banks en el Jalisco, el brazo vendado de Bekenbauer o el monumental y fantástico Estadio Azteca lleno a toda su capacidad.
Es junio de 1970 y mi hermano y yo miramos la figura de juanito, la mascota no oficial que estaba estampada en el VW en que mi papás nos paseaban a lo largo de la avenida Insurgentes y Reforma adornada con luces  multicolores que honraban al Mundial México 70.
Comenzaba un amor eterno con el trofeo Jules Rimet que precisamente Brasil se llevaría a casa. Un amor incondicional con esta justa.
Alemania 74 y los primeros cuadernos de la primaria con forro mundialista, Cruyff y el naranja imperdible de una máquina que impuso un estilo  recordado hasta nuestros días. El fútbol total.
Pero sin duda fue en Argentina 78 en donde la memoria comenzaría a curtirse con letras de oro. Kempes , Fillol, Ardiles , Gallego...pedazo de equipo que logró transmitirnos por vez primera el estigma del balón pié sudamericano. 
De los líos políticos y de Videla no había cabida en la niñez, afortunadamente.
Fue también en Argentina donde conocimos la derrota y tristeza, la realidad.
México no era futbolísticamente lo que muchos nos habían querido vender. 
Son históricas las derrotas de aquel mundial. 
Pero en todo ocaso existen recuerdos y no todos son bloqueados. Con el Argentina 78 afianzamos mas el gusto por este deporte. 
Algún día - pensamos- Alfredo Tena podría levantar la copa en el Azteca como lo hizo Daniel Pasarela en el Monumental de River aquel 25 de junio. La niñez juega con la imaginación a grados superlativos.
España 82 sin Mexico fue el resultado de mucho de lo que habíamos dejado de hacer en 1978.
De igual forma nos dimos cuenta que Brasil era terrenal y pese a tener una joya digna de los tricampeones con Zico, Socrates, Eder, Falcao y Cerezo, fue eliminado por el futuro campeón del mundo.
El futbol no tenía palabra de honor para Brasil y Alemania ni tampoco edad para el italiano Dino Zoff.

Esta vez el VW no es manejado por mis padres, sino por mi hermano.
La calcomanía de juanito es un pergamino del pasado, no así pique.
Han pasado 16 años y estamos de vuelta en el Estadio Azteca. 
Una selección mexicana fuerte y sólida con elementos extraídos de la noble Universidad Nacional, amalgamada con estandartes de otros grandes equipos mexicanos de los 70 y 80 , un abuelo de la sultana y el goleador del Real Madrid para cerrar la llave de Bora.
Sí Pelé había sido el icono del Azteca en el 70, la segunda fuerza del continente tenía planes para este segundo mundial y colocó en la grama del Azteca a Diego Armando Maradona.
Lo que Pelé hacía con dos piernas y la cabeza, Diego lo hacía con una pierna...y... la mano.
Célebres goles entre los que sobresale el de Manuel Negrete y el mismo Maradona en ese encuentro frente a Inglaterra , de líos políticos había cabida para la juventud.
Un Mundial muy especial sin duda, con un país reverdeciendo de un terrible sismo reciente. Amado por siemrpe.
Italia 90 también sin México, una generación perdida por la trampa de unos irresponsables.
El llanto de Maradona y el marcaje de Codesal.
Alemania desde el 74 era una especie de invitado incómodo que por alguna razón no había trascendido hasta la copa FIFA.
Pero en Italia las cosas fueron diferentes y con el 10 en la espalda,  Matthäus mantenía su paso hacía el impensable quinto mundial que hasta entonces seguía ostentando el gran Antonio Carbajal. Y de paso adquiría el tricampeonato de los teutones. 
Revolucionado balón que giraba entonces hacia un país que jamás pensamos ver portar banderas de futbol soccer por sobre las de NFL.
Pero sí, USA 1994 lo confirmaba.
Mundial que regresaría la gloria a Brasil.
Dunga levantaría la copa para la verde amarela "tan solo" veinte años después.
Mundial que regresaría a México una digna representación, nuestra mejor selección a la fecha.

Seis campeones intercambiándose la copa desde 1930, Uruguay, Italia, Alemania, Brasil, Inglaterra, Argentina y va de vuelta...

Finalmente un cuadro galo plagado de genios rompería la hegemonía.
Comandados por Zidane, L'France del inolvidable Platini alcanzaba el peldaño mas alto por vez primera. 
Fue en Francia 1998.

El balón caprichoso decidió entonces que era  tiempo se salir de paseo hacia otros continentes. ¿Porque no Asia? ¿Porque no dos paises?
Corea Japón la respuesta.
Ah, pero aún fuera de los tradicionales terrenos Brasil se erigiría campeón.
La figura de Pelé y Garrincha trascendería fronteras en la imaginación de los millones que miraron a Ronaldo, Ronaldinho, Cafú, Roberto Carlos, Rivaldo...
Por quinta ocasión el "jugo bonito" mandaba.
Y va de nuevo.
El viejo rival de Brasil en el México 70 apresuraría el paso y se acercaría a su némesis.
Francia y el cabezazo de Zidane arrebatarían la copa a Francia, e Italia comandada por el central Fabio Cannavaro registraría en las portadas de todo el mundo la hazaña.
Una mala pasada para el anfitrión Alemania en el 2006 que no pudo replicar su 74.

América aun no.
Una escala para el nuevo Mundial en el continente mas alejado de la mente y del corazón de la civilización.

Africa , Sudáfrica., 2010.

Pero esta vez un nuevo invitado se agregaría a la lista hegemónica. Uno que sorprendería con un romance castellano inédito desde 1978. Uno que habla la lengua mas hermosa de todos los tiempos.
Un sabio en la banca y un genio en el cancha.
Del Bosque trazó el camino e Iniesta los condujo con pulcritud, con la esencia del entonces mejor equipo del planeta, Barcelona.
Un arma perfectamente aceitada en el momento justo.
España, campeón.

En 1950 un pequeño llamado Edson Arantes do Nacimento vio a su padre llorar frente a la radio. Brasil estaba cayendo en su propio Maracaná frente Uruguay 1-2 y dejaba colapsado a todo el país. 
La tragedia del Maracaná esbozaba en aquel niño un dejo de revancha.
En 1958 este jovencito le regalaba a su padre el título caído de aquel 1950, son tan solo 17 años. Es Pelé.

Sesenta (y cuatro) años después el mundial regresaba a Brasil con la expectativa de restaurarle a sus muertos la gracia de un campeonato mundial.
Pelé debe estar observando.
Pero nuevamente no pudo ser, y por increíble que parezca otra vez un velo negro estaba por cegar la luz de millones de cariocas.
Y Alemania, la eterna Alemania sería el invitado incómodo.
Dulce venganza de lo ocurrido en Corea.
Mineirau peotegió a Maracaná y se comió los 7 goles de la espeluznante noche.
Ante 74 mil decepcionados brasileños, Alemania posteriormente dio cuenta del otro titán americano, Argentina, para robarle un título al mejor jugador del mundo, Messi.

Y con esa imagen de Lionel y su mirada perdida sobre el codiciado trofeo han pasado cuatro años.

Rusia es un enigma desde los tiempos de la URRS, una fría guarida de historias y pasajes de rostro adusto. 
Una tierra extraña y alejada de nuestra coridianidad.

El balón es caprichoso...ya lo sabemos.

A vivirlo! 




















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