"...debí luchar esta guerra solo"
La saga parece decir basta.
Se constató que tras las dos extraordinarias cintas de la nueva era (Raise & Dawn) la fórmula busco otros recovecos para dejar registrado su nombre.
Se intentó pero algo faltó..
Algunos podrán hablar de la profundidad de los personajes, del trabajo psicológico que se atiende al interior de Cesar y el Coronel, la traición y el arrepentimiento, dejando en pausa escenas de acción para involucrarse mas en la mente de cada uno y apostar en su totalidad a ello.
Esta tercera base del diamante en que brillaron dos entradas iniciales tiene momentos excepcionales desde todos los ángulos.
La fotografía puede incluso alcanzar mayores logros que R & D.
Los contrastes en los colores en que brilla el pelaje del chimpancé en contra luz a la del gran orangután Maurice frente a la nieve, es una presea artística en remembranza a las viejas cintas del holocausto. El armado de una campo de concentración ataviado con los ojos desorbitados de los simios, dirigida al corazón de los espectadores, apuntando a una cinta épica.
El antes, primeros minutos extraordinarios, ritmo sólido que por alguna razón Matt Reeves decidió cortar para iniciar una persecución de bajo impacto que rompió el logro que alzaba el vuelo desde los minutos previos del inicio de la propia cinta con esa originalísima fanfarria que enmarcó el logo de la 20 C Fox, joya!
Cesar persigue junto a personajes desiguales al criminal que sin darse cuenta rastrea las mismas sombras que él : aferrarse a mantener viva una especie que ha dado muestra de no poder controlarse a sí misma, de creer en la traición como la heredara natural del poder.
" y finalmente lo hicieron... " como dictó Taylor en el viejo planeta de P Jacobs, la premisa de someterse unos a otros, someter el futuro y con ello renunciar a edificarlo.
La Guerra plantea el último tributo a las viejas glorias, en los nombres familiares de Cornelius y Nova ...y por supuesto el homenaje póstumo a Maurice Evans el viejo actor que encarnó a Zaius.
Los acueductos del tiempo que fueron esencia en El Planeta de los Simios (68) y El Escape del Planeta de los Simios (72) en el que Montalbán bautizara a Cesar, han dejado su paso a una guerra fría entre soldados armados y un grupo de simios.
Una lucha vacía de poder y de razones inteligentes.
Una guerra en la que finalmente el simio mató al simio y el hombre ...es el hombre.
Tristemente no hay mas ciencia ficción.
La magnificencia de la novela de Pierre Bouelle terminó en un espacio pulcro, muy bien iluminado pero desprendido de la intensidad que suponía un vuelco tan inaudito de la madre naturaleza en la que los Simios dominaban el planeta tierra.
Reducidos a una reserva natural, este pequeño grupo de primates tratarán de mirar hacia un nuevo horizonte que muy probablemente no volveremos a mirar en décadas en la pantalla grande.
Digno, mas no un sólido final de una saga que perdurará en particular para quienes miramos alguna tarde esa vieja estatua de la libertad encallar en medio de la soberbia humana...
Salve Cesar!
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