Es inevitable.
En cada escena que se muestra en la estupenda cinta J. Edgar, imaginé al legendario Clint Esatwood sentado, de pié, exigente, complaciente, instruyendo a Leonardo Di Caprio, Judi Dench o a Noami Watts en sus papeles como parte de la historia sobre uno de los personajes más controvertidos de la historia del los Estados Unidos en el Siglo XX. Nos referimos desde luego a J.Edgar Hoover.
En 1924 Hoover es nombrado director de la agencia de investigación conocida como FBI, y así se mantendría hasta su misma muerte, recorriendo ocho administraciones que lo veían como parte fundamental de cada gobierno.
Luchó contra socialistas, rebeldes, y de igual forma reprimió la lucha de derechos civiles, en busca de “proteger al país de invasiones extranjeras”.
Eastwood revive entonces pasajes de la historia de este hombre basando la crónica en las cuartillas que el personaje principal va dictando a lo largo del filme a manera de estar elaborando un libro sobre el FBI. De ahí que de manera lógica se mezclen escenas de la niñez y juventud de Hoover con el hombre maduro que alcanzó el máximo poder y que se asomaba al balcón de su oficina para ser testigo del ingreso de un nuevo presidente en la historia americana.
Desde luego que la historia remarca la personalidad de Hoover, la relación dependiente con su madre y su propia sexualidad que ha sido cuestionada por siempre y que Eastwood de manera magistral trastoca de manera sutil y precisa.
Siempre asociado al poder político que lo encumbró, por su capacidad y a las convicciones que equivocadas o no – queda clara su frágil condición humana frente al televisor cuando Luther King acepta el premio novel de la Paz, o frente al secuestro del hijo del Lindbergh - lo llevaron a establecer mejoras en el sistema de seguridad nacional. La ciencia al servicio de la investigación policiaca, menciona en muchos pasajes de la cinta.
En el papel de Edgar Hoover, Leonardo Di Caprio literalmente se apropia de la vida del connotado Director del FBI, transmitiendo lo mismo las inquietudes del joven, que la desolación de su vida al aceptar crueles ideas impuestas por su madre. Un genio atormentado que Di Caprio genera de manera espectacular.
Todo el reparto brilla, en especial me quedo con el magnífico trabajo de Armie Hammer, como asistente y mano derecha de Edgar Hoover. Es en mi opinión quien equilibra el tema político con el desarrollo de la vida íntima de Hoover.
Para Clint Eastwood un encuentro con lo que mejor logra en la pantalla, transmitir niveles de sensibilidad al espectador en base a personajes bien delineados. Superior en mi opinión a “Hereafter” y del nivel de Invictus, por citar las últimas realizaciones.
Por estar basada en una biografía no estoy seguro de los alcances de esta cinta en los festivales que se aproximan, sin embargo es digna de ser considerada una pieza con la capacidad de seducir a millones en el planeta. Excepcional!
En cada escena que se muestra en la estupenda cinta J. Edgar, imaginé al legendario Clint Esatwood sentado, de pié, exigente, complaciente, instruyendo a Leonardo Di Caprio, Judi Dench o a Noami Watts en sus papeles como parte de la historia sobre uno de los personajes más controvertidos de la historia del los Estados Unidos en el Siglo XX. Nos referimos desde luego a J.Edgar Hoover.
En 1924 Hoover es nombrado director de la agencia de investigación conocida como FBI, y así se mantendría hasta su misma muerte, recorriendo ocho administraciones que lo veían como parte fundamental de cada gobierno.
Luchó contra socialistas, rebeldes, y de igual forma reprimió la lucha de derechos civiles, en busca de “proteger al país de invasiones extranjeras”.
Eastwood revive entonces pasajes de la historia de este hombre basando la crónica en las cuartillas que el personaje principal va dictando a lo largo del filme a manera de estar elaborando un libro sobre el FBI. De ahí que de manera lógica se mezclen escenas de la niñez y juventud de Hoover con el hombre maduro que alcanzó el máximo poder y que se asomaba al balcón de su oficina para ser testigo del ingreso de un nuevo presidente en la historia americana.
Desde luego que la historia remarca la personalidad de Hoover, la relación dependiente con su madre y su propia sexualidad que ha sido cuestionada por siempre y que Eastwood de manera magistral trastoca de manera sutil y precisa.
Siempre asociado al poder político que lo encumbró, por su capacidad y a las convicciones que equivocadas o no – queda clara su frágil condición humana frente al televisor cuando Luther King acepta el premio novel de la Paz, o frente al secuestro del hijo del Lindbergh - lo llevaron a establecer mejoras en el sistema de seguridad nacional. La ciencia al servicio de la investigación policiaca, menciona en muchos pasajes de la cinta.
En el papel de Edgar Hoover, Leonardo Di Caprio literalmente se apropia de la vida del connotado Director del FBI, transmitiendo lo mismo las inquietudes del joven, que la desolación de su vida al aceptar crueles ideas impuestas por su madre. Un genio atormentado que Di Caprio genera de manera espectacular.
Todo el reparto brilla, en especial me quedo con el magnífico trabajo de Armie Hammer, como asistente y mano derecha de Edgar Hoover. Es en mi opinión quien equilibra el tema político con el desarrollo de la vida íntima de Hoover.
Para Clint Eastwood un encuentro con lo que mejor logra en la pantalla, transmitir niveles de sensibilidad al espectador en base a personajes bien delineados. Superior en mi opinión a “Hereafter” y del nivel de Invictus, por citar las últimas realizaciones.
Por estar basada en una biografía no estoy seguro de los alcances de esta cinta en los festivales que se aproximan, sin embargo es digna de ser considerada una pieza con la capacidad de seducir a millones en el planeta. Excepcional!
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