martes, 5 de julio de 2005

LA GUERRA DE LOS MUNDOS / 05.07.05

A fines del siglo antepasado el escritor Herbert G. Wells (H.G. Wells) publicó la novela La Guerra de los Mundos misma que de alguna manera se convirtió en la incipiente semilla de la ciencia ficción que de igual manera Julio Verne alimentaría a través de sus obras durante el mismo siglo 19.

La novela de H.G. Wells de igual manera fue base de uno de los momentos más recordados en la naciente industria de la radio cuando en 1938 Orson Wells comenzó a leer extractos de la novela a manera de boletines informativos, al aire y de forma tan natural que parte de la sociedad americana pensó que realmente éramos invadidos por los extraterrestres; ese programa transmitido el 30 de octubre vía CBS es un hito en la historia de las comunicaciones.

Para 1953 La Guerra de los Mundos se llevó por vez primera al cine y la película es hoy en día una fina joya de colección para los amantes de la ciencia ficción de todas las épocas.

Con estos antecedentes Steven Spielberg decidió llevar medio siglo después de su antecesora, una nueva versión de esta novela al celuloide; con los avances propios de la tecnología al servicio de Hollywood, Spielberg se aventó el reto de plasmar las escenas de lo que muchos dibujantes del siglo pasado imaginaban ante los ataques marcianos propuestos por H.G.

Y el resultado es bueno a secas ya que Spielberg decidió tomar la avenida menos congestionada para resolver la cinta...LOS EFECTOS ESPECIALES.

Para los que gustan de los avances tecnológicos, la cinta no tiene pero alguno. Realmente impresionante, las escenas son espectaculares, al edición de imagen y sonido precisas –algo que es garantía de Spielberg, quien desde que mostró su Tiburón a mediados de los 70’s mostró creatividad infinita-.

Lamentablemente el tema central –La Invasión- solo se aborda a nivel forma y nunca de fondo. Salvo un par de momentos en que los seres humanos muestran esa desesperación, Spielberg se mete más a la guerra de las máquinas y sólo a través del narrador se adentra unos pocos minutos en la filosofía de la vida, del universo, de la muerte etc.

Incluso a nivel forma existen ciertas incongruencias tales como el hecho de que en miles de años nunca se hubiera detectado presencia de los gigantescos artefactos sembrados en debajo de la civilización.

El tema es condensado en un par de párrafos finales sin haber intentado desarrollar un guión más intenso que transmitiera sensaciones más acabadas al espectador.

Una buena película, pero de ninguna manera sobresaliente y muy por debajo en intensidad de los Encuentros Cercanos del Tercer Tipo.

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