sábado, 9 de octubre de 2021

YES- The Quest 2021

Mis seis eras con YES 






Del Classic YES a The Quest
En el mes de abril de 1982 finalmente tuve contacto con el primer disco de YES que compré. 

Fue gracias a la revista SONIDO editada en la ciudad de México. 
En la sección Discomania presentaba las novedades discográficas del mes y en esa relación apareció el disco Classic YES, un recopilatorio del grupo inglés que recientemente había descubierto en la estación Radio Hits de la frecuencia modulada (FM).

Aun cuando en ese disco de fantástica portada no apareció la canción que había escuchado en la radio, fue el primer acercamiento a la música de YES.

La primera era 

A partir de ahí transitamos de manera paralela caminos hacia el pasado y hacia el futuro.
Logramos comprender la importancia de esta banda en los años 70 como parte del movimiento de Rock Progresivo inglés, adquiriendo gran parte de su obra generada entre 1970 y 1980, siendo fundamental la llegada de la trilogía The Yes Album, Fragile y Close to the Edge  a mi vida. 

A lo largo de 1982 y apuntalados por los temas que se asomaron en YES Classic, comprendimos el poderío del grupo
Junto a Drama que había llegado a la par de Classic, quedaba claro que el sonido de los años 70 era uno, y el registrado en Drama era otro. 
A través de las primeras publicaciones que leí de la revista Conecte entendí la transición de elementos entre una y otra era.
De la fantástica planta surrealista erigida por Jon Anderson, Steve Howe, Chris Squire, Rick Wakeman y los bateristas Bill Bruford y Alan White, a la propuesta fresca con la incorporación de Trevor Horn y Geoff Downes en 1980. 
Los primeros discos fueron adquiridos fuera de tiempo real, pero como las grandes obras literarias, dispuestos para transmitir lo que fue para comprender lo que es y lo que vendrá.

En 1982 la discografía era sólida, aunque en ese momento se había anunciado el final de YES.


La segunda era.
La nota nos dejó ansiosos.
Rock Pop, la hermana de Conecte anunció el regresó de YES en 1983, a tan sólo dos años de su aparente rompimiento. 
A partir de ese momento comenzamos a esperar el nuevo disco de YES, algo que me mantuvo emocionado por varias semanas..
Fue en Radio Hits, en la estación en que los descubrí en la voz de Héctor Lama - actual locutor de la estación radio felicidad- donde escuché material del nuevo disco.
Owner of a Lonely Heart  fue la primera canción que escuché del nuevo disco e independientemente del cambio de sonido con respecto a los años 70, era YES con algunos interesantes ajustes.
El disco 90125 se convirtió en un fenómeno comercial y en el primer disco que esperamos a que saliera en tiempo real. 
La segunda era terminaría en 1994 cuando los riffs de Trevor Rabin para Big Generator y Talk daban fin a temas ajenos al progresivo. De cualquier forma reconozco que temas como Changes, Our Song, Love Will Find a Way, Walls  y Endless Dreams resultaron no sólo excepcionales, sino claves en el desarrollo comercial que permitió a YES sobrevivir entre 1983 y 1994. 


La tercera era.
En 1991, tres años antes del final de la era Rabin, encontré sin previo aviso una monumental caja de 4 CDS Yesyears  con un libro que recopila lo mejor de YES desde su nacimiento en 1968. Fue un primer acercamiento a lo que sería el retorno de la alineación clásica de YES.
Los conciertos en San Luis Obispo California en 1996 permitieron a los nuevos fans mirar en todo su esplendor al grupo que expuso maestría en los años 70.
Los discos - ya en formato CD - Keys to Ascensions 1 y 2 , y Open Your Eyes fueron los últimos discos que compré antes de ver a la banda en vivo el 25 de mayo de 1998 en el Auditorio Nacional de la ciudad de México.
Una larga historia desde Classic hasta Open Your Eyes llegaba a su fin.
Si bien la banda no llegó con Rick Wakeman en esa primera cita, ver a  Anderson, Squiere, Howe y White fue soberbio y extendió honores a sus fans en México.
La cita y fin de esta tercera era se da el 8 de septiembre de 2002 cuando ya con Rick Wakeman YES toca en México.
The Ladder y Magnification serían los últimos discos con material inédito de punta a punta en muchos años.

La cuarta era.

A partir de este año el tema con YES era verlos en vivo más que esperar nuevas grabaciones.

Si bien se editaron algunos recopilatorios, no representaban realmente un nuevo disco.

La más relevante para mi fue  una preciosa caja de 4 CD llamada In a Word: YES (1969…), material que compila algunos temas inéditos y demos.

La cuarta era precisamente termina en el año 2003 cuando se lanza la colección del 35 aniversario.


La quinta era 


Ya sin Anderon y Wakeman , YES comienza esta era con un cantante Canadiense, Benoit David y finalmente después de años aparece material inédito de nombre Fly from Here. 

Un disco de alta calidad de principio a fin, que años después se reestructuró con Trevor Horn en  vocales, aunque la propuesta de verlos en vivo tocando sus discos de los años 70 en su totalidad restaba  interés en las nuevas grabaciones.

El 16 de julio de 2014- día de mi cumpleaños  se edita el último disco de YES con Chris Squire de título Heaven and Earth,  y con un nuevo vocalista, Jon Davison.


Entre Fly From Here y Heaven and Earth hay un hilo conductor de nombre Geoff Downes el tecladista nacido en The Buggles, que detonó su poderío en Drama  y posteriormente en el grupo ASIA. Sus atmósferas en los sintetizadores aportan gran valor a la nueva música de la banda.  Se logran en ambas obras mezclas acústicas muy bien acabadas sin perder ese juego espectacular producido por Geoff.  

Ni Fly From Here ni Heaven and Earth pierden un ápice la fuerza acostumbrada de los coros, rompimientos y eternos arreglos de viejas glorias.

No es un YES de los 70, sino músicos experimentados y jóvenes avanzando con pulcritud. 


De ambas obras me pronunció más Fly from Here, ya sea con Horn o David. Un acercamiento mucho mayor por razones de origen lógico a la secuencia de lo que fue Drama. El juego de voces de Horn y Squire es memorable en el tema homónimo. 


Heaven and Earth desata tormentas por el manejo vocal de Jon Davison tan similar a Jon Anderon, pero avanza gracias a la brutal producción sin agravios.

Los sintetizadores toman un papel más protagónico con respecto a su antecesor, la línea del sendero es Downes.

En The Game hay momentos de enorme gracia vocal, coros y melodía es una maravilla.


Pero las palmas son para el tema Subways Walls, una digna representación de lo que puede lograr la banda en el nuevo siglo.


El épico inicio de los sintetizadores extraídos de los mejores momentos de ASIA, el bajo llevando el peso del tema como lo hizo en tantas figuras a los largo de los años y el cierre de Steve Howe y Geoff Downes alimentando cada acorde con su máximo talento. Que pedazo de obra.


Una digna obra final de una era en la que sólo uno de ellos permaneció imbatible desde 1968 y se  llamó Chris Squire.


La sexta era

The Quest



El pasado 1 de octubre apareció en Spotify la nueva producción de YES.


Para los románticos como yo que compramos acetatos en los años 70 y 80 es complicado simplemente acudir a la maravillosa plataforma de música en línea y con un click comenzar a escuchar.

Preferí cumplir con mi ritual sagrado y esperar para ir a comprarlo como mandan los cánones, llegar a casa y descubrir poco a poco su interior.  Ustedes saben, revisar el arte de la portada - aunque en tamaño CD limita las fantasías del pasado- las letras , los créditos, y por supuesto hacer un repaso previo de algunos de sus temas, en especial desde el 2011 cuando YES con Benoit David en las vocales editó nueva música, el comentado Fly from Here.


Ritual completo, vamos a The Quest 


The Quest es el primer disco - permítanme seguir utilizando el término- de YES sin la presencia de Chris Squire, lo que de entrada lo coloca en un anaquel especial en la discografía de la banda.

En este momento no vamos a debatir si la banda debe o no seguirse llamando YES o si el contenido debe considerarse parte de su historia.


Con tres soldados partícipes de la era Drama, Howe, Downes y White,  The Quest sube al estrado en este 2021. 

De nueva cuenta miramos un aporte del maestro Roger Dean a la portada, lo cual es siempre un atractivo para la memoria que alucinó con sus míticas portadas pasadas. 


Un paisaje cargado de elementos clásicos de su obra. El árbol protagonista de siempre, las montañas rocosas, y en su extremo derecho una especie de torres muy similares a algunos detalles para la portada Alpha del grupo ASIA. 


En esta ocasión Roger Dean no registró fauna o presencia humana, pere sí una figura espectral, quizá aludiendo la presencia mítica de Chris Squire.

El logo luce precioso con el diseño vitral con un águila incrustada, las letras se encuentran separadas entre sí  como sucedió por vez primera en 1980.
En el catálogo interior se observa el logo a la perfección sobre fondo blanco, acompañado del título del disco. 

Tanto en interiores como en el catálogo de letras se observan borradores a carbón de  Roger Dean que nos remontan a la ciudad blanca de Relayer.


The Quest es el material inédito definitivo de este 2021 tras las grabaciones también inéditas expuestas en el 2019 en el mini album (Vinyl)  From a Page pero con la formación previa compuesta por Chris Squire, Benoit David, Steve Howe , Alan White y el hijo de la leyenda Oliver Wakeman. Temas que no aparecieron en su oportunidad en Fly from Here.

Posteriormente a From a Page se le agregó el concierto registrado en In The Present :Live from Lyon en versión CD y finalmente en plataformas digitales.


The Ice Bridge activa las acciones sonoras de The Quest.


Geof Downes marca el inicio con un intro que de inmediato me hizo recordar Touch and Go de Emerson Lake and Palmer. 

El tema corre en buenos términos su metraje sin variaciones. 


Con Dare to Know nos adentramos a un corte con más sello YES, en instrumentación dirigida a los que se hizo en Magnification con un ritmo que rompe en varias ocasiones. 


Es oportuno mencionar que Steve Howe es el productor del disco por lo que probablemente encontraremos vestigios de su obra solista que data desde mediados de los años 70 y continúa hasta nuestros tiempos. Dare to Know es uno de los tres mejores temas del disco.


A Living Island, llama la atención su estructura trazando una impecable ruta perfectamente equilibrada en cada uno de sus tres actos. Comenzando con Howe, se van incorporando varios mundos de YES, con el inolvidable sello a la voz del grandioso Chris Squire y los buenos tiempos del órgano Hammond,  en la presencia de Billy Sherwood y Geoff Downes. Grandioso tema que no dudo vaya directamente a la tarima el próximo año.


Mistery Tour, de buen talante y uno de los Bonus Tracks, nuevamente llevándome a los tiempos de Magnification, corte con ritmo accesible y con Howe jugando un excelente papel como coro soporte.


El tema de mayor duración es Leave Well Alone con sus 8 minutos..

Ataviado con el talento de Steve Howe y Geof Downes, una línea de bajo y batería que aceleran ritmo en referencia a uno de los capítulos del magno Tales from Topographic Oceans, es un tema  bien logrado y fluido.


The Quest tiene sus grandes y buenos momentos en cada uno de los temas que lo conforman, algunos con mayor influencia de la obra de Steve Howe.

Para los adentrados en su obra solista no habrá mayores sorpresas. Sister Sleeping Soul es el ejemplo perfecto de ello, el tema bien pudo extraerse de Turbulence o de The Grand Scheme of Things, extraordinarios del maestro.

Temas bien trabajados como Future Memories, de ritmo pausado pero con profundo sentimiento en su desarrollo.


En una era digital y menos artesanal, YES encuentra caminos para desenvolverse y seguir transmitiendo su arte, sus texturas e imágenes sonoras.

The Quest  es un trabajo de gran manufactura, digno de la carrera de esta banda tan especial para muchos de nosotros.


La sexta era de mi vida en esta eterna relación con la banda desde aquella tarde noche en la que un incipiente adolescenete escuchó en la radio Run Through the LIght en un modular Gradiente. La sexta era inicia muy bien, espero poder verla en vivo el próximo año.


El cristal a través del cual se asoma el nombre de YES aún permite observar horizontes surrealistas, picos nevados y rocas con ríos que las bañan a la luz a de esto que llamamos amor por la música.













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